Esa sensación de frustración es demasiado familiar. Tienes una foto, un documento o un enlace que necesitas compartir ahora mismo, seleccionas AirDrop, y… nada. La otra persona no aparece en la lista, o el archivo se queda atascado en «Enviando…» indefinidamente. Dejas de ser productivo y empiezas a buscar alternativas más torpes, como el correo…